LOS MECANISMOS DE DEFENSA

 

 

El yo es el gran mediador y equilibrador entre las instancias psíquicas, pero también es el gran controlador porque debe estar alerta no solo de lo que internamente necesita, sino también del contexto y de las circunstancias que lo rodean, para ello cuenta con herramientas de increíble valor, estas herramientas son los mecanismos de defensa.

 

Como su nombre lo indica son modos de funcionar, de defenderse frente a las amenazas, tanto internas (los deseos que pujan por salir del ello, los escrúpulos del superyo que no permiten hacer nada) como externas las circunstancias y el contexto.
Pero estos mecanismos de defensa son como “mentiras” necesarias que el hombre se dice a si mismo, ahora bien cuando una persona todo el tiempo está aplicándolos, sin nunca poder decirse la verdad, es decir, se usan en forma ilimitada, indiscriminada, producen un gran problema, porque no permiten que el sujeto se enfrente a la realidad tal cual es y pueda resolver el conflicto que esto produce.

 

Por ej.
Si una persona  necesita sacar un tornillo de una pared, requiere de un destornillador, pero esa herramienta sirve solo para eso, no puede utilizarla para revolver el café, o para servir la comida, es decir solo es adecuada en determinada circunstancia

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Del mismo modo, habrá momentos donde será adecuado para recuperar el equilibrio psíquico y no desbordarse (“volverse loco”), desequilibrarse o sufrir execivamente, utilizar mecanismos defensivos, pero el YO debe encontrar el punto justo, habrá momentos en que deberá percibir las cosas tal cual son, aunque esto conlleve sufrimiento (un sufrimiento tolerable y posible de resolver en el futuro y con tiempo), de lo contrario se enquista o se traba e igual comienza a surgir la angustia, a veces a través de síntomas o enfermedades orgánicas que se denominan somatizaciones (soma significa cuerpo). El dolor o angustia es puesto en el cuerpo, por ej. Ante grandes presiones internas un hombre sufre un infarto.